miércoles, 16 de enero de 2019

Traducción del poema "Olvido" de Carlos Amador Marchant


(Carlos Amador Marchant-2019)


Palabras de Carlos Amador Marchant: "El año 2010, el poeta chileno exiliado primero en Estados Unidos y quien en la actualidad (2019) radica en España, Oliver Welden, me envió saludos de cumpleaños y además la traducción del poema "Olvido" del libro "Hijo de Sastre". En este asunto de ordenamiento de mi blog N° 2, he rescatado esta traducción y aprovecho, además, de agradecer infinitamente su gentileza.

Este es su saludo:
"Mi querido amigo Carlos, te adjunto esta traducción de tu poema El olvido, en el día de tu cumpleaños, hoy 29 de noviembre de 2010, para que acompañe la traducción que ya se ha hecho al portugués. Curiosamente, en una entrevista que me hiciste para tu Revista Extramuros (Enero 2008), te hablaba del olvido, en relación al recuerdo y la memoria, y te decía que "hay una tremenda palabra en inglés que explica este concepto: oblivion. Que no es sólo olvido, sino caer en el olvido y pasar a la inconsciencia, desaparecer". Tu poema es justamente eso. Mis saludos.
Tu amigo de siempre, Oliver Welden".  (noviembre-2010)


Oblivion

Carlos Amador Marchant

What I have in my hands,
this that looks like a newspaper,
I don´t know if it´s this year´s
or from the last century.
I can see its pages but can´t make out dates.
They were erased by cannibal readers
and its rumpled photographs resemble sleeping dogs.
I can´t tell its name either, as if time admonished
/its owners.
I can´t see the names of the columnists either,
/and the advertising
has been walled in with stones.
But although I don´t know where it´s from I hear
men´s footsteps walking through its pages.
And it seems as if I have been scattered into nothing,
crumpled into an oblivion of shadows.

(Traducción de Oliver Welden)


EL OLVIDO
(Carlos Amador Marchant)

Esto que tengo en las manos
que parece un periódico
no sé si es de este año
o del siglo pasado.
Veo sus páginas pero no distingo fechas.
Fueron borradas por lectores caníbales
y sus fotos arrugadas semejan perros durmiendo.
Tampoco distingo su nombre, como si el tiempo amonestara
a sus dueños.
Tampoco veo firmas de cronistas y avisos comerciales
fueron tapiados con piedras.
Pero si bien no sé su procedencia siento pasos
de hombres que caminan por sus páginas.
Y parece que fuera yo mismo diseminado en nada
arrugado en un olvido que sólo es sombra.


editor






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