lunes, 9 de marzo de 2020

REFLEXIÓN CON SABOR A CRÓNICA SOBRE EL 8 DE MARZO DE 2020




Escribe Carlos Amador Marchant

He estado repasando vídeos sobre la masiva marcha del 8 de marzo (Día de la Mujer 2020) que alcanzó cifras cercanas a los dos millones de personas solo en Santiago, y me he quedado muy para adentro. Porque muchas mujeres y hombres (de todas las edades) con disposición y valentía sobrehumanas no solo exponen sus vidas en estas y otras tantas manifestaciones callejeras, sino que lo hacen en representación de toda una nación incluidos niños y ancianos. Y fíjense ustedes que, en mis ya largos años de vida y, por cierto, experiencia, jamás había visto a una población que, saliendo a las calles mayoritariamente en contra del sistema, se encuentre con “personajes” que no se inmutan, que no mueven una ceja. Muy por el contrario, ministros y representantes del gobierno (ni hablar del Presidente) aparecen sonrientes en los medios de comunicación como si nada ocurriese a su alrededor.
Entonces uno se pone a pensar en muchas cosas, uno se pone a pensar en que tal vez los chilenos somos olvidadizos o no queremos darnos cuenta que estamos en una encerrona malsana. Porque aquel mundo inmutable y que es minoritario, tiene a su haber una poderosa empresa (televisión, prensa escrita y radial) con una pléyade que vive fuera de toda realidad, que parecen verdaderos payasos de circo indeleble, y cuya misión escrita con mayúscula es “desvirtuar la realidad a costa de todo”. Unido a esto están las otras empresas, es decir las fuerzas de orden y militar que, desde los lejanos años de dictadura se han mantenido “intactas”, con las mismas tácticas y los mismos“matones a sueldos” financiados por los poderosos para cuidar lo que tienen. Esta misma escenografía nos lleva a meditar en asuntos más profundos aun: “los políticos que se atrevieron a engañar a la ciudadanía pactando con los golpistas para llevar adelante la llamada “transición a la democracia” (1990), y que no fue más que la continuación y consolidación del sistema neoliberal disfrazado de ovejita blanca, le hicieron el daño más grande a la sociedad chilena, puesto que no solo se prestaron para que las riquezas más esenciales se vendieran a consorcios extranjeros, sino que empobrecieron doblemente a la población hasta situarla en un segmento encarcelado en deudas”.
Sobre este tema hay que decir lo siguiente: ninguno de los que ejerció el poder a partir de 1990 (presidentes) hasta la fecha, está exento de culpabilidad en esta especie de hecatombe. Pero tampoco la clase política en general, porque todo quien haya osado participar en este circo está, sin duda, contaminado. En otras palabras, la política y por consiguiente los políticos, se mantienen presos dentro de la misma prisión donde ellos quisieron ingresar.
La cantidad de años en que la ciudadanía se ha mantenido soportando mentiras de los opresores se extendió hasta 30, pero a estos hay que agregar los 17 años de la bota militar. Es decir, la explotación del sistema actual se ha alargado por 47 años, envejeciendo a varias generaciones.
Cuando hablo que nosotros, los chilenos, a veces caemos en el olvido, y somos, hay que decirlo sin ofensas, vulnerables a la mentira, aquella que surge a diario por la TV y la radio vendidas al sistema, con una repudiable, como dijimos anteriormente pléyade, pagada con millonarios sueldos, me estoy refiriendo a que, y esto lo podrá entender hasta un niño, la Constitución del 80 es un documento fraudulento y, por consiguiente, ilegítimo, debido a que fue escrita no solo entre cuatro paredes a espaldas de la gente, sino que, además, fue aprobada en votación sin veedores. Esta misma constitución es la que siguió (sigue) rigiendo en estos últimos 30 años. Y si esta es ilegítima, por cierto, todo el acontecer político (léase Parlamento) también lo es. Entonces, frente a esta premisa, no es difícil deducir que este plebiscito que “supuestamente” servirá para cambiar la constitución, obviamente sería, sin duda, ilegítimo.
De tal forma que, quienes en algún momento propugnaron (me refiero a algunos parlamentarios) la tesis de deponer sus funciones e incluso cerrar el Parlamento completo por no representar los intereses de la población, estaban en lo correcto. Demasiado tarde, eso sí.
Y como el lobo siempre parece terminar comiéndose a su presa, tal parece que estos planteamientos que surgieron entre los meses de octubre y noviembre del año 2019, están quedando en el olvido.
Chile no está para una nueva Guerra entre dos bandos. Esa táctica solo la han puesto en función, en distintas épocas, aquellos que siempre se han creído dueños del país. No es incierto decir que quienes han acumulado grandes fortunas buscan precisamente esto. De ahí que desde La Moneda no mueven una ceja y lo único que hacen es criminalizar las manifestaciones, desvirtuar, mentir, y no dar, en absoluto, solución a las peticiones de la gente.
Frente a este panorama, queda un sinsabor no en el sentido de una derrota más, sino en poder observar en pleno siglo veintiuno tácticas que ya debieran estar obsoletas, y que sin embargo se mantienen para vergüenza de la humanidad. Porque ver en las calles apaleos y salvajismos atroces perpetrados por las llamadas fuerzas de orden, simplemente, producen asco sin límites.
Por otra parte, la población, la masiva, hace mucho tiempo estableció no querer nada con la clase política cómplice de esta situación. Y sin embargo, seguimos viendo a los de siempre aprovechar tribunas y redes sociales para ponerse de lado de los que luchan con sudor de golpizas, pobreza, muertes, mutilaciones, y encarcelamientos. Demasiado tarde.
No es mi ánimo hacer comparación con situaciones lejanas ni menos levantar consignas de movimientos revolucionarios, pero no sé por qué rara razón me vino a la cabeza el último Zar de la rusia antigua, Nicolás II. Aquel hombre proveniente de la dinastía Románov que gobernaba desde el siglo 17; aquel último Zar (1917) que nunca escuchó lo que acontecía a su alrededor y vio cómo se desplomaba su poder, paso a paso. Pero Piñera no es Románov, ni Chile es la Rusia antigua. Y sin embargo, es bueno morder, de vez en vez, un poco a la historia.


Escrito en 9 de marzo de 2020.-



1 comentario:

  1. Excelente análisis Carlos... Me atrevería a nombrar otro hecho histórico que fue la explosión de un pueblo sometido, empobrecido y sin futuro cierto, como fue Francia y su Revolución en el siglo XVIII.
    Rescato tu frase "en una encerrona malsana" No tengo dudas de que es así e incluido el plebiscito, cuyo resultado puede resultar una gran "sorpresa"
    Gracias por tu envió.

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"El mundo que hicimos, el mundo que queda por hacer, no tienen el mismo valor o significado. Se hilvanan distintos ojos. Pero la vida es una sola, conocida o no, y la acción de amarnos con chip reales, tendrá que ser prioridad de los nuevos tiempos."

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