La pregunta es cómo logramos cambiar a un país, a una sociedad carcomida. ¿Existe el verdadero cambio? ¿Existen los seres perfectos dentro de la imperfección humana?. Situándome al lado del pesimista, no cabe la menor duda que la respuesta será negativa. Poniéndome al lado de lo utópico, podría quedarme con una respuesta positiva. ¿Será cosa de chip?. Es decir, para llegar a lo tan anhelado requeriremos extirpar varios de estos dispositivos: la envidia, la codicia, por ejemplo.
Ya sabemos que desde cientos de años, desde miles, el humano para llegar a ser poderoso se ha valido de la fragilidad y,por ende, la vulnerabilidad de los más. Sobre esto hay muchos documentos en la historia. Las triquiñuelas para lograr objetivos son montones. Hoy usan a la prensa para engañar a los más incautos, se coluden con los poderes del Estado (a los que llaman independientes y no lo son), en fin.
La diversidad de artilugios para crear una nación imperfecta es lo que me llama la atención, ese don que tienen los poderosos para engañar a los más débiles: “Los pobres dan sus votos a quienes los explotan, a quienes le quitan sus bienes”. La diversidad de artilugios para hacer fechorías que parezcan “legales”, es lo que me llama la atención.
Hago esta reflexión después de ver una foto en facebook donde aparecen varios artistas de renombres de mi patria. En la gráfica se logra ver, en la parte trasera a un ex Presidente de la República, conocido por ser uno de los que han vendido gota a gota a la nación. De solo observar esta foto me surge espontánea la exclamación: “por esto estamos como estamos”.
Si bien los artistas en distintas épocas siempre se descueran por algún líder de la política, las experiencias de antaño, muchas dolorosas, son más que numerosas para que dejemos de “ser utilizados”. Con esto no hablo que el exponente del arte deba marginarse de lo social, no. Hablo del “buen ojo” y de aportar para el exterminio de la beligerante acción de quienes subyugan.
10 de diciembre 2021
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