La primavera camina a pasos ligeros. Estamos, la verdad, a cinco días de aparecer esta nueva estación por nuestros ojos, nuestros cuerpos. Las palabras que escribo son desarrolladas en la noche de este miércoles 16 de septiembre de 2020. Y hay un aire frío que penetra por las ventanas, después de un día con cielo despejado que llegó a los 19 grados celsius. Hay quienes encuentran extraños estos cambios en el ambiente, pero lo cierto es que este mes se caracteriza por eso. Ayer martes hizo mucho frío, por ejemplo, y el cielo se mantuvo cubierto durante toda la jornada.
Los días que se avecinan junto al cambio de estación traen, además, muchos asuntos que a primera vista parecen complicados. Valparaíso se mantiene aún en cuarentena y todo lo que se planifica deberá ser virtual: ramadas, espectáculos masivos, etc. Se puede salir a la calle, según disposiciones, dos veces por semana, y cada salida para asuntos de compras víveres se deben hacer en un espacio de tres horas. Hay que andar portando permisos otorgados por la comisaría virtual. Y, por cierto, se debe usar mascarilla.
La primavera camina a pasos muy ligeros, pero la llamada pandemia da la impresión que busca quedarse no sabemos hasta qué fecha. No sabemos, por lo demás, hasta qué grado el ser humano que vive en esta larguísima y flaca extensión territorial aguantará. Lo que tenemos claro es que la gente busca llegar a la normalidad y busca, además, la solución a una serie de problemas que aquejan a la población por largos años. Hay oídos sordos respecto de peticiones que ya parecen rogativas. Y estos sordos oídos agigantan una serie de opiniones contrarias a las que se manejan en los medios informativos oficiales. Es decir, se piensa en términos concretos, sin dejar de desconocer al virus, que se trataría de una gran farsa para acometer y adormecer dichas demandas.
Lo último expresado se hace día a día más potente. Y aunque la primavera siempre trae un renacer, esperemos que este nos traiga mejores noticias, y no lo mismo de siempre, las mentiras institucionalizadas que, a la larga, nos siguen manteniendo como un país al que no dejan, por egoísmo, llegar al desarrollo pleno.
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