“Fueron poco claras las palabras al nacer, las que escuchaste sin haber abierto ojos aun. Viste luego muchos seres que corrían de un lado a otro, y una mujer que yacía pálida en el lecho. Es cierto que hubo mucha sangre ese día, que el aire entraba frío por ventanas. Y que escuchaste a hombres discutir por darte un nombre. Más tarde viste en el monitor a seres que enarbolaban consignas en Perú, en Chile, en Ecuador, en Venezuela, en América toda, en Norteamérica, en Europa, en Asia. Viste a hombres enajenados golpeándose en calles. Entonces quisiste volver al sitio de donde te trajeron. Pero ya era tarde, te habían introducido al sistema, y debiste esperar silencios, muchos silencios, hasta entrar, definitivamente, a la locura…”
Escrito por Carlos Amador Marchant, en 23 de junio de 2015 (Valparaíso-Chile)
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