martes, 23 de diciembre de 2014

Entrevista a Eduardo Dalter (junio de 2008, compartida con Revista Extramuros)




Los caminos del poeta argentino Eduardo Dalter
Entrevista de Carlos Amador Marchant


Eduardo Dalter es un poeta e investigador cultural. Nació en Buenos Aires en 1947y sus poemas y artículos aparecen en importantes revistas de nuestro continente. Dalter es autor de más de una decena de libros y su vida ha estado, al mismo tiempo, ligada a viajes por distintos países de América. Entre sus obras podemos destacar: En la Medida de tus Fuerzas (1982); Silbos (1986); Hojas de Sábila (1992); Mareas ( 1997); N. Y. Postales para Enviar a los Amigos (1999); Bocas Baldía (2001), entre otros más. Con Dalter hicimos contactos epistolares en la década del 80, en los momentos en que nuestros países vivían crueles etapas de dictaduras militares. Han pasado cerca de treinta años y hoy nos reencontramos para dialogar sobre la palabra y los caminos.


Eduardo... los recuerdos nos unen al paso del tiempo, los caminos… Hay que decir al mismo tiempo que tu poesía ha estado inmersa y salió a la luz en medio de los conflictos y cambios sociales en tu país y el continente… ¿Qué opinión te merece la América actual, el mundo actual?


Querido amigo, tu pregunta da como para escribir un libro, o dos, o para quedarse a hablar durante toda una jornada. Trataré de ser sintético, aunque mucho no me inspire esa palabra, e ir al fondo. Estamos, se dice, en una etapa de globalización; o sea, de globalizadores y de globalizados, del modo más brutal, y de quienes pretenden seguir viviendo, respirando, sin imposiciones, humanamente, con sus modos y sus tiempos. Asimismo, venimos, en la mayoría de los países del continente, de dictaduras en algunos casos genocidas, y de proyectos neoliberales que han implicando verdaderas invasiones y arrasamientos. Sin embargo, aun heridos, los pueblos de este continente, siento, están de pie, intentando siempre, por la vida siempre; y eso, percibo, en medio de los desastres y de las nuevas y viejas lastimaduras, es maravilloso. De cualquier modo, nos espera un siglo de fuertes desafíos, y podremos sobrellevarlo y reafirmarnos si tenemos presente nuestra hermandad, nuestra universalidad raigal, política, cultural. En primer lugar, contra el hambre, que sigue creciendo, como si nuestras naciones fueran pobres, y no lo son. Hambre que es proporcional a las ganancias y a las riquezas acumuladas por los centros de poder y a su inversión descomunal en tecnologías de la guerra, algunas desplegadas, lo hemos visto, y para lo mismo, en Irak, en Afganistán, o paseándose listas por todos los océanos…


Tenías 24 años cuando editas tu primer libro “Aviso de empleo”, título sugerente para estos tiempos… ¿Qué sensación te trae el que te recuerden estas primeras creaciones y en qué etapa de tu vida te encontrabas?

A los 24 años uno está descubriendo el mundo, trabajando, pensando, estudiando, sorprendiéndose, o en plena formación. Todo es colores vívidos; hasta la soledad y las tristezas fluyen vibrantes. Un librito de soledades, preguntas, tensiones y estremecimientos, que es mi bautismo en el decir, y que está allá lejos, en el otro extremo del carretel, del mismo carretel, y con todos sus tramos a la vista, que muestran, y me muestran, desde dónde es que vine y adónde es que me encuentro. Además, y por eso del comenzar, con sus limitaciones, claro, esas páginas demarcaron los planos, algunos deseos, y no es poco. Y siempre será grato, y muy sentido, ese recuerdo.

Sé que a los treinta años te estableces en Güiria en la costa venezolana..¿A qué obedeció este viaje al Caribe?... ¿Comienza acá tu exilio de dictaduras argentinas?

Pude llegar a esas costas, en aquellos años oscuros. Tenía entonces 30 años, que los cumplí entre el terror y el comienzo del desguace económico y social de mi país. Las playas del Caribe, en Güiria, La Salina, Macuro, me permitieron detenerme un momento bajo el sol, mientras la tremenda historia de mi país continuaba, como entrando o cayendo en un pozo, que aún hoy, con estupor, seguimos descubriendo. Pero también en Venezuela fui descubriendo otro mundo; su historia, su cultura, sus letras; también la historia, los hitos, las letras y las poéticas de esas regiones. No fue poco lo que me brindaron esas tierras de paisajes humanos increíbles. Gané nuevos ojos y la posibilidad de otras miradas. Celebro así haber llegado a la lectura de los discursos de Bolívar; a los escritos de Martí; al pensamiento de Frantz Fanon, y a poéticas tan intensas y diversas como la de Fayad Jamís o la del martiniqueño Aimé Césaire. Una riqueza, que es nuestra, y que me acompaña, siento, entre las vísceras. En el exilio se deja, se pierde mucho, pero también terminan arraigando en nuestra vida otro horizonte, otra posibilidad, que valen inclusive para el día de hoy, hasta para intentar desentrañarlo en sus claves.


Como escritor y como poeta has publicado alrededor de una veintena de libros, y como investigador cultural hasta los últimos años has dictado charlas en importantes estamentos estudiantiles…¿cuál ha sido el tema más trascendente y de preocupación que has abordado en cuanto a las letras argentinas y latinoamericanas?


La producción cultural y artística latinoamericana, la poesía, en sus instancias más intensas, son siempre trascendentes, ya desde aquellos poemas bautismales de Nezahualcoyotl y de Tlaltecatzin, en lengua náhuatl, décadas antes de la llegada del conquistador. Quizá por su cercanía, las clases y los diálogos en torno de la poesía escrita en tiempos de dictaduras militares tienen una tensión, también una participación, elocuentes y mayores, que recuerdo especialmente. De cualquier manera, además de Vallejo, Neruda, Huidobro, que así pasen los años los jóvenes vuelven a descubrir con entusiasmo, existen poetas, páginas, no tan conocidos universalmente, en uno y otro país, que obran en profundidad como verdaderos signos o llaves. Además, como alguna vez se dijo, en poesía no existen países subdesarrollados. Valen, entre otros, los ejemplos de la poesía de Haití, desde el inspirado Jacques Roumain, y de las poéticas de las colonias francesas, Martinica y Guadalupe, en el Caribe.

Háblanos de tu generación en tu país… ¿cuáles han sido los poetas más importantes y de vigencia que acompañan tus caminos generacionales?


Yo comencé a publicar mis poemas a inicios de la década del ’70 en el periódico Alberdi, un semanario del noroeste de la provincia de Buenos Aires, que fue fundado en los años ’20 por sectores populares del ámbito rural, y que tenía distribución en todo el país. A este legendario periódico, que siempre contó con una página de poesía argentina y latinoamericana, lo cerró la dictadura militar, que además encarceló a su director y a sus hijos. Entre sus colaboradores se contaron importantes poetas nacionales, desde Raúl González Tuñón hasta Julio Huasi, y algunos poetas desaparecidos, como Roberto Santoro y Dardo Dorronzoro. Por cierto, nuestro hermano chileno Mahfud Massís fue colaborador del periódico. A partir de esos años de terror y exilio, la nuestra fue una joven generación desperdigada, con las más distintas suertes y los más variados rumbos, aunque en algún lugar quede la memoria de aquel o aquellos árboles como punto de partida.

La poesía, desde el punto de vista de los avances tecnológicos en la sociedad mundial… ¿sigue siendo una herramienta importante en el devenir del hombre?

La poesía, los amaneceres, los amores, van a seguir alumbrando, encendiendo, mientras el hombre siga. Y de eso se trata. Del hombre y de su aire, de sus soles. Más que una herramienta, yo siento a la poesía como una muestra raigal y un sudor que surge desde lo más profundo. Y que revela, ilumina, como un amanecer, como un amor, o como un camino recién descubierto, o apenas comenzado a andar.

Cabe recordar algo en cuanto a los caminos. La revista Extramuros en la década del 80, cuando salía en formato papel, incluyó poemas tuyos de “Versus”. Eran los tiempos en que no estaba el Internet, en consecuencia, al igual que con otros escritores, se perdieron contactos por más de veinticinco años..¿Cómo ves el arte en estos tiempos nuevos, la diversidad ha ayudado al crecimiento de las artes o la ha mercantilizado y achatado?



La humanidad está en los bordes, o muy cerca, en medio de acechanzas y de carencias, también de grandes potencialidades. No olvidemos, así como si respiráramos en el oscuro medioevo, o sin tecnología alguna, que más de una cuarta parte de la población mundial no tiene derecho siquiera a una alimentación deficiente ni a una atención sanitaria elemental. Y en un mundo así, con notables o hirientes desniveles de posibilidades, aún se habla de un arte, en muchos casos a partir de las políticas culturales de los países llamados centrales, donde tiende a obviarse cualquier atisbo de realidad, de humanidad, con la intención, pareciera, de situar y proyectar un escenario. Por cierto, en los proyectos políticos y económicos de globalización, digamos, no ha quedado en el olvido el plano cultural, y de la creación, en ningún aspecto. En nuestro continente, y no obstante las presiones y los intentos varios, será por nuestras raíces, por nuestras historias, siempre el arte, la poesía, nos dan o nos regalan un golpe de humanidad, un golpe de realidad y de querencia, vitales y saludables, que marcan un aire, un rumbo.

Finalmente, junto con abrazarte por este reencuentro, háblanos de tus proyectos más recientes y los que vienen para un futuro cercano.

Más que proyectos, siento que se trata de caminos del vivir para el vivir, donde siempre aflora algún horizonte, algún nuevo poema, o algún nuevo o viejo querido poeta para dialogar y seguir soñando y viviendo. Como sabes, mi más reciente poemario está dedicado a mi compañera Nidia, y lleva su nombre, y ahí laten y respiran algunos momentos y espacios de nuestra experiencia. Por otra parte, en mi país, donde no poco de la vida de los próximos años se está debatiendo, siempre es necesario el aire abierto, como el pan, que hoy por hoy tanto hace falta. Y ahí vamos.

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"El mundo que hicimos, el mundo que queda por hacer, no tienen el mismo valor o significado. Se hilvanan distintos ojos. Pero la vida es una sola, conocida o no, y la acción de amarnos con chip reales, tendrá que ser prioridad de los nuevos tiempos."

Carlos Amador Marchant.-

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Aunque radico en Valparaíso desde 1995, siempre recuerdo este muelle de Iquique, el muelle de mi niñez.

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