Día
a día leo en diarios noticias diversas. Por lo general casi siempre
opto por guardar silencio. No me apetece comentar miserias
constantes. Pero este caso, el de CEMA-Chile, no puedo dejarlo pasar.
Se trata de algo
absurdo y burlón. Estos
“Centros de Madres” (CEMA) que cobijaron-reclutaron al más puro
estilo de la Alemania nazi, a cientos de miles de mujeres, la gran
mayoría de escasos recursos, y que, otorgándoles, a cambio de un
lavado minucioso de cerebro, pequeños beneficios en conocimientos
domésticos, empoderaron a dos grandes delincuentes en la historia
chilena. Augusto Pinochet y Lucía Hiriart. La segunda, quedó al
mando de esta institución a perpetuidad y, al mismo tiempo, con una
cantidad impresionante de bienes inmuebles y terrenos cedidos por el
Estado cuando su esposo las ejercía como dictador. Desde el momento
en que empezó a hacerse famosa la fatídica frase “transición a
la democracia”, han pasado 26 años, y mediante un “oscurantismo”
los negociados continúan haciéndose bajo protección legal. Pero
¿de qué legalidad estamos hablando?. Pues de la absurda legalidad
dejada por la dictadura y que la clase política imperante ha sido
incapaz de aplastar. La pregunta es si se puede gobernar bajo una
delincuencia legal, y quedamos “marcando ocupado” al darnos
cuenta que esa es la realidad chilena: “una mentira del porte de
un trasatlántico”.
Augusto
Pinochet y Lucía Hiriart, bajo el lema de “Salvar a Chile del
comunismo” se enriquecieron robando los bienes de la nación.
Convengamos que fue Estados Unidos quien apoyó a esta horda de
maleantes para parar a un gobierno de índole popular. Pero ¿era
necesario?. Bajo este prisma todo quien asume como Ministro
de Estado
u otros cargos, pasan a ser vistos como títeres, es decir,
“manejables”.
La
otra pregunta que surge es: ¿se puede parar esto?. Han pasado cerca
de tres décadas
y todo sigue igual. La señora Hiriart tiene 93 años y es capaz de
manejar desde las sombras muchos negocios y a muchas personas. Y
finalizamos con otra pregunta: ¿por qué se conserva ese poder casi
intacto?
Y
la respuesta está a la vista: “Cuando una plaga de ratones entra a
una casa, para exterminarla
sólo cuenta despejar, mover, y en definitiva asear bien la casa.
Este aseo general, por cierto, jamás se ha hecho en Chile”.
Escrito
por Carlos Amador Marchant, en Valparaíso, 25 de marzo de 2016.
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